EL SÍNDROME DEL RECHAZO


“EL QUE A MI VIENE, YO NO LO HECHO FUERA" JUAN 6:37 
 Con esas palabras de Jesús debemos sentir un nuevo aliento cada día especialmente en una sociedad contemporánea y tan cambiante que día a día experimenta diferentes niveles de rechazo. ¿Quién no se ha sentido rechazado en algún momento? O ¿Quién no ha rechazado a alguien en algún momento? Rechazar: significa “separar de sí a algo o alguien” El rechazo causa entre otros el sentirnos bajos de nuestra autoestima e incluso puede conducir hasta el asesinato o suicidio. El rechazo, especialmente entre la niñez y juventud, en sus relaciones familiares o sociales, puede dejar huellas negativas, profundas e imborrables al igual que una cicatriz en el cuerpo. Los vicios esclavizan al hombre y muchos viven como esclavos sin siquiera darse cuenta, la esclavitud no solo es la que te ata con cuerdas o cadenas y te encierra en un cuarto oscuro, sino también son tus creencias, tus sentimientos y pensamientos los que te podrán esclavizar sin darte cuenta, por eso si no dejas que el Señor sea quien aplane tus caminos y enderece tus veredas, vivirás una vida amargada y sin rumbo, como un gran barco que en la noche no encuentra el faro para que lo guíe y deambula sin rumbo en el gran océano hasta incluso chocarse con la orilla. Por una u otra razón todos hemos estado en alguno de estos dos lados de la orilla en un momento de nuestras vidas; nos han rechazado, hemos rechazado, nos han hecho sentir mal y nosotros quizá hayamos hecho sentir peor a alguien sin merecerlo; pero, la solución para esto es muy sencilla: “por eso, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas” Mateo 7.12 Cuando hablamos de síndrome estamos hablando de algo crónico que puede estar pasando en nuestras vidas a tal punto que rechazamos a algo o a alguien simplemente porque se ha convertido en un vicio pecaminoso el hacerlo, si rechazo a alguien constantemente y sin razón aparente, a esto le llamamos el síndrome del rechazo, por ejemplo podemos llegar a sentir rechazo por alguien o algo que ni si quiera conocemos y a veces solo podemos sentir rechazo hacia una persona por el simple hecho de que hemos dejado que nos envenenen el corazón con comentarios de ella y no nos hemos dado el tiempo de conocerle y por tanto cuando esa persona quiere acercarse a nosotros, le echamos fuera o le damos la espalda, vale la pena recordar que lo que mata al hombre no es lo que entra por su boca, sino lo que sale de su corazón, porque es allí donde está su verdadero tesoro. El síndrome del rechazo puede ser de doble vía, me lo pueden ocasionar a mi, o yo puedo estarlo teniendo hacia otra persona, en cualquiera de los dos casos debemos estar muy atentos y reconocer lo que esta pasando en nuestro interior, porque si llegamos a pensar que la vida es así y no atendemos nuestro ser interior a tiempo, es como dejar crecer una semilla mala en nuestro jardín y lo importante que debemos entender es que aunque la cáscara de arcilla que cubre nuestro cuerpo físico se va descascarando, nuestro ser interior debe irse fortaleciendo día a día y esto solo se logra cuando permitimos que sea Dios quien gobierne nuestras vidas y humildemente aceptamos sus mandatos. Si rechazo a alguien contantemente, le estoy demostrando a esa persona que no la respeto, y que no reconozco cuánto vale como persona y que por eso la estoy rechazando, y lo mismo pasa si nos rechazan a nosotros, esto puede ocasionar una enfermedad emocional que puede ser curada solo por Jesucristo que es nuestro sanador eterno y cura las heridas que no se ven pero que se sienten. Si te has convertido en una persona esclavizada por el síndrome del rechazo, deberías recordar lo que escribió Pablo en su carta a los Romanos en el capítulo 15 versículo 7 “acójanse los unos a los otros como Cristo los acogió para gloria de Dios”, entonces, si Cristo nos acogió para la Gloria de nuestro Dios, ¿Qué derecho tenemos nosotros a rechazar a las otras personas?, ¿Acaso nos creemos más que Jesucristo?, el que tengamos una vida religiosa no nos hace limpios espiritualmente ya que la verdadera limpieza espiritual solo proviene de Dios, no importa cuan alta sea nuestra posición ni por
cuanto tiempo la hayamos tenido o la tengamos, debemos aprender a depender de Dios para fortalecer nuestra vitalidad espiritual, solo así, podremos reconocer las cadenas invisibles que nos están atando sin darnos cuenta. No rechaces a nadie solo porque su apariencia no te agrada, recuerda que el cactus adentro suyo guarda agua en el desierto para salvar a los caminantes y si lo rechazas por su simple apariencia es más que seguro que no logres cruzar el desierto, o el caso de las perlas que son esferas hechas de nácar producidas dentro del cuerpo blando de los moluscos, lo mejor está en su interior, por tanto, debes darte el tiempo de conocer a las personas aunque a primera vista te desagraden, en muchos de los casos al igual que los dos ejemplos anteriores, podrías llevarte una gran sorpresa. Si eres padre o madre, ten en cuenta que los psicólogos coinciden en la responsabilidad paterna para enseñarles a sus hijos a quererse a sí mismo, reforzando sus cualidades y minimizando no al máximo sus errores pero tampoco magnificándolos como que fuera el fin del mundo, la sobreprotección es una manera de darles una herencia negativa a nuestros hijos e impedirles que aprendan a volar por sí solos, preocúpate de no criar hijos con marcas de superioridad en sus cabezas ni en sus corazones una de inferioridad, los niños con baja autoestima son vulnerables de sentir rechazo frente a situaciones reales o imaginarias, fortalece su autoestima y fomenta sus capacidades para que en la edad adulta no sean personas amargadas con sentimientos de rechazo por todo, escribe en sus vidas los mejores consejos que les puedas dar para que vivan en paz con los demás y en comunión con Dios, el sentimiento de rechazo emocional como lo describe el Dr. Luis Alberto Roca, se ‘cura’ con amor y comprensión en la familia, incluso de las amistades, la sobreprotección puede generar el síndrome Peter Pan (Grandes que quieren seguir siendo niños, la persona que nunca crece), y hay que cuidar este detalle desde la niñez, porque ya en la adolescencia puede provocar crisis, solo así aprenderán lo que dijo el apóstol Pablo referente a que debemos aprender a tratar a todos por igual “porque verdaderamente reconozco que Dios no hace diferencia entre las personas”. (Hechos 10.34) Todos deseamos sentirnos aceptados por alguien, pero eso no quiere decir que nuestro deseo va a estar por encima de la realidad, la necesidad de pertenencia alcanza proporciones muy elevadas, en la búsqueda del sentirse aceptado y evitar la vivencia del rechazo, muchos adolescentes se agrupan con otros que también han sido marginados o rechazados sea por sus familias o por la sociedad, formando de este modo las pandillas cuyos comportamientos antisociales, son nada más que el reflejo de una vivencia de rechazo que los unifica pero de manera negativa, el sentimiento de ser rechazado, real o no, puede provocar que nuestra autoestima baje, y para esto siempre vale estar preparado de la mano de Dios, de tal manera que cuando esto nos pase, nuestro bajón no sea tan fuerte, o que cuando nosotros lo ocasionemos a otros, nos podamos dar cuenta a tiempo y remediar lo que hemos ocasionado. Algo que debemos tener claro es que debemos aprender a amarnos a nosotros mismos primero, porque si no logramos esto, ¿cómo puedes amar a otros?. Hay muchas consecuencias que puede producir el síndrome del rechazo, entre ellas: - Muy bajo concepto de sí mismo (autodesvalorización). - Odios y desprecio por sí mismo y por los demás, por tanto no saben perdonar - Desconfianza generalizada. - Celos obsesivos. - Extrema dependencia de otros. - Posesivo de los demás. - Sensación de ser indigno de recibir o de lograr cosas. - Dificultad para expresar sentimientos. A veces aislamiento emocional. - Problemas escolares. Problemas de aprendizaje. - Promiscuidad sexual. Ahora, si tu eres de esas personas que rechazan todo sin cesar, o que sientes que todos te rechazan al parecer sin razón alguna, te invito con este pequeño escrito a que reflexiones en el silencio de tu corazón y examines a cuantas personas has hecho daño con esa actitud repulsiva y cuanta gente te puede hacer daño si pasas victimizándote por todo. Dios es un gran maestro que obra en silencio pero con grandes obras, la vida es un campo de entrenamiento constante, donde para cada desafío Dios ya te ha dado las herramientas necesarias para que los pases de la mejor manera, confía en Él el fruto de mus manos y todas tus obras serán bendecidas, cada mañana al salir de casa ve en busca de la verdadera sabiduría que solo Dios te la puede dar, y solo así en tu vida irás acumulando las herramientas necesarias para ayudar tanto a quienes están siendo víctimas del síndrome del rechazo como a quienes son los gestores de este síndrome, porque de nada te servirá ayudar a las víctimas si no atiendes también a los victimarios, sería como que en tu jardín solo te preocupes de sacar la mala hierba sin remover la tierra por completo. Que Dios los bendiga hoy y siempre y el Espíritu Santo les conceda la dicha de conocer los dones espirituales entregados a ustedes para fortalecer la obra de Dios en la tierra.

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