El Jardinero



El Jardinero 

1ra PARTE - EN BUSCA DE LA SABIDURÍA:
  
Esta es la historia de un hombre que partió por el mundo en busca de conocimiento y sabiduría. El camino lo fue llevando a lugares desolados e inhóspitos hasta que terminó en dirección a un antiguo monasterio donde le dijeron que podría llegar a encontrar lo que tanto buscaba. 
  
En un recodo del camino se encontró con un anciano que estaba trabajando la tierra. El viajero se detuvo esperando que el hombre se percatara de su presencia, pero pasaban los minutos y el viejecito seguía concentrado en su labor. Cuando ya no pudo soportar la situación el viajero carraspeó pero no hubo reacción, por lo que no tuvo más remedio que hablarle: “¿Buen hombre, puedo interrumpirlo un momento?” dijo. 
  
El anciano se volvió y los ojos se clavaron en el rostro del viajero. Sus ojos embriagaban de paz. “Disculpa hermano forastero que no te haya escuchado llegar. Es que cuando trabajo en el jardín me concentro tanto en el trabajo que olvido todo lo que me rodea. Dime, ¿que andas buscando por estos lugares tan apartados?” 
  
“Busco sabiduría”  dijo el forastero y agregó: “¿Usted podría ayudarme honorable anciano?. Estoy perdido y no se que hacer.” 
  
“Si lo que buscas es aprender la teoría que enseñan los libros escritos por mentes sabias, debes dirigirte a la biblioteca de aquel monasterio. Si en cambio lo que te interesa es aprender jardinería, ahí yo podría ayudarte un poco.” Le dijo el anciano con voz suave. 
  
El forastero contuvo la risa y tratando de no ofender al jardinero le respondió con diplomacia: “No lo tome a mal, pero lo que a mi me ha movido a venir hasta este monasterio tan apartado es mi sed de conocimiento y sabiduría. Así que creo que me dirigiré en dirección al monasterio y a su biblioteca. Desde ya muchas gracias por la indicación, y si en algún momento tengo algo de tiempo puede que me de una vueltecita para aprender algo de jardinería.” 
  
“Aquí estaré para cuando encuentres algo de tiempo para cultivar tu jardín”, dijo el viejecito y se dio media vuelta para seguir con sus labores. 
  
El forastero se dirigió con paso presuroso al monasterio y ahí se instaló durante varios años. Estudió las matemáticas que el ya dominaba, y profundizó en el lado místico de los números. Se instruyó en el arte de curar. Aprendió como funcionaban las leyes universales a través de la naturaleza. Participó en innumerables clases, foros, experiencias alcanzando gran conocimiento y sabiduría. 
  
Concluidos todos los estudios, el forastero se consideró listo para pedir una entrevista con el Gran Maestro. Se dirigió al guía del lugar y le solicito la entrevista. El guía lo miró y le dijo que antes debía responder algunas preguntas: “¿Cómo te sientes después de tanto estudio? ¿Sientes Paz? ¿Consideras que el conocimiento aprendido te ha perfeccionado y elevado espiritualmente?¿Cuál es nuestra meta? ¿Para que y hacia donde caminamos?”. 
  
Se produjo un largo silencio y la mirada del forastero ya no era la misma. Esas preguntas tan profundas habían calado hondo dentro suyo. Luego dijo: “Te responderé con sinceridad. Pensé que aprendiendo lo que enseñaban aquí alcanzaría la perfección y me elevaría espiritualmente. Pero te confieso con pesar que no siento haber logrado en la práctica un crecimiento espiritual, ni tampoco he logrado tener más paz. Creo que he fracasado”. 
  
“Bien” dijo el Guía sonriente. 
  
El forastero sorprendido por la respuesta preguntó si se estaba burlando de el a lo que el guía agregó: “Si te hubieras sentido conforme con todo el conocimiento aprendido aquí, hubiera sido señal de que nada mas podríamos hacer por ti. Pero si en cambio te sientes disconforme con el camino seguido y los resultados obtenidos hasta el momento, entonces si podremos comenzar a trabajar en serio”. 
  
El forastero no salía de su asombro y pregunto que función cumplía todo el conocimiento aprendido durante estos largos años a lo que el guía le respondió: “Eso fue solo la preparación. Recién ahora es cuando comienza el verdadero trabajo. Aquello tan solo preparó la tierra para que reciba la semilla. Por eso ahora debes ir con el gran maestro y aprender lo mas difícil…… jardinería.” El forastero entró en la cuenta que había aprendido durante todos estos años todo lo que enseñaban los libros del monasterio pero nunca se había hecho un tiempo para ir a ver al jardinero que había conocido al llegar ya que el estaba para cosas mas importantes. 
  
Dado el desconcierto en el que se encontraba el forastero, el guía agregó: “Luego de hablar con el maestro jardinero, comprenderás la importancia de ese trabajo, de ese arte”. 
  
“Eso haré ya que mi decisión de alcanzar gran sabiduría es inquebrantable” acotó el forastero y el guía cerró la conversación diciéndole: “Eso es lo que nos gusta de ti, ya que son muchos los que flaquean ante nuestras pruebas de paciencia y humildad”. 
  
  
2da PARTE - APRENDIENDO A CULTIVAR NUESTRO JARDIN 
  
Forastero: Buen día querido jardinero. He encontrado tiempo para cultivar mi jardín. 
  
Jardinero: Bienvenido seas, aprendiz de jardinero. Me alegro mucho que finalmente hayas logrado hacerte un tiempo. 
  
F: Maestro, ¿Cuál es el camino que lleva a la sabiduría? 
  
J: Existen dos caminos a través de los cuales aprendemos las enseñanzas de la vida. Uno de ellos es el camino del Dolor, que purifica pero es muy lento. El otro camino es algo más difícil de explicar. Es el camino de la consciencia despierta. El que encuentra este camino, el que logra despertar su consciencia ya no necesita mas sufrir. El dolor deja de ser su maestro para ser ahora la comprensión de las leyes universales que son la guía. 
  
F:¿Usted no descansa nunca? 
  
J: No, una vez que empiezas a trabajar la tierra y a cultivar el jardín, no puedes descansar. Debes dedicar todas las horas del día y aún mas, ya comprenderás porque es así. Ocurre que cuando la tierra se vuelve fértil… todo, incluso las malezas,  puede prosperar. Debes aprender a cuidar tu jardín de esas malezas. 
  
F: Pero no veo nada peligroso creciendo en el jardín, maestro. 
  
J: Es porque ahora son muy pequeñas. Pero si las dejas crecer estas cizañas taparan y sofocaran a las más hermosas flores del jardín. Hay que arrancarlas de raíz porque esta  maleza es muy peligrosa. 
  
F: ¿Y como se llaman estas malas hierbas? 
  
J: Esta hierba arruina muchísimos jardines. Se llama orgullo. Quienes seguimos el camino de la consciencia despierta debemos estar alerta a las semillas que plantamos y a las que crecen en nuestro jardín, en nuestra mente. Porque cuando la tierra es fértil cualquier semilla, ya sea que la traiga el viento o la arroje alguien malintencionado, crecerá fuerte y por eso hay que vigilar. Cada uno es el jardinero de su propio jardín. Nadie puede cultivar la tierra ajena, por eso somos responsables de cultivar nuestro jardín interior. 
  
J: Hermano, Retírate ahora a la soledad y medita sobre todo lo que hemos hablado. Mañana seguiremos. 
  
Esa noche el forastero soñó que trabajaba su jardín. La tierra estaba dura y reseca. Las malezas amenazaban y el luchaba desesperadamente. Cuando despertó, le dolía el cuerpo y se encontraba todo sudado. El dolor era tan real que llegó a dudar de que todo hubiera sido una pesadilla. A veces resulta difícil diferenciar lo real de lo imaginario. Presuroso se dirigió al jardín del maestro donde lo encontró sentado y pensativo. 
  
Forastero: Buenos días maestro, que raro que no este trabajando la tierra. 
  
Jardinero: Hay veces que para ver los resultados, es conveniente tomar cierta distancia, apartarse un poco del escenario de los hechos y observar desapasionadamente los resultados como si fuéramos extraños , analizar y meditar de esta forma sobre todo lo que se ha estado haciendo. 
  
F: Maestro, no sabe el sueño terrible que tuve anoche. Cuando me levante me encontraba todo dolorido. 
  
J: No solo durante el día trabajamos en el jardín de la mente. De noche también lo hacemos y es en ese momento cuando podemos recibir en sueños ayuda o instrucciones especiales. ¿Alguna vez resolviste algún problema que te aquejaba mientras dormías? Es común que suceda. La labor es inmensa, pero también la ayuda que recibimos es grande. Los grandes maestros jamás nos ponen pruebas que sean superiores a nuestras fuerzas. 
  
J: Ahora quiero llevarte a que veas un jardín. 
  
Juntos cruzaron el inmenso parque hasta que se detuvieron frente a un hermoso jardín de flores hermosas y armoniosa distribución. 
  
J: Este es tu jardín. Aquí trabajaras y aquí se reflejará el trabajo interior que realices en tu mente. No olvides que el trabajo lo debes hacer tu solo. Las instrucciones deben salir de adentro, de tu interior. Ese es tu gran jardinero. 
  
F: Por favor, indíqueme por donde comenzar. Estoy perdido. 
  
J: ¿Que es lo que ves en el jardín? 
  
F:  Veo bellas flores distribuidas por todas partes. 
  
J: Todas esas flores son tus conocimientos, pero hay algunas flores cuyos colores no me gustan del todo. ¿Ves aquellos claveles con un color rojo intenso? Eso representa una pasión dominante que afea la armonía del conjunto. Debes trabajar hasta que esa planta de flores de color blanco o de un rojo mas suave. ¿De que le sirve al hombre cultivar un arte sublime que eleva hasta los cielos si toda su obra la empequeñece con sus pasiones mundanas de orgullo, vanidad o egoísmo? Esos son colores que tienen algunas de tus flores, colores de envidia y de duda. Por este motivo es que se puede tener muuuucho conocimiento pero no ser un ser elevado espiritualmente. Hay que trabajar duro para purificar y embellecer nuestro jardín y para eso es que estamos aquí en la tierra. 
  
J: La mayoría de las veces no nos damos cuenta de las malezas que ahogan nuestras rozas. Son tan propias del jardín que hasta que no tropezamos y nos golpeamos con ellas, no las vemos. O sea no tomamos consciencia de estos defectos. ¿A quien conoces que se llame a si mismo orgulloso, egoísta o cruel? Yo no conozco a nadie que lo haga. 
  
J: Todos nos justificamos diciendo: No soy orgulloso, realmente valgo más que los demás…. 
  
J: …. No soy egoísta, puesto que esto lo gane yo y es mío…. 
  
J: … No soy cruel, solo soy justo….. 
  
J: Como ves, la maleza se oculta muy hábilmente. Como dijo un gran jardinero que vivió hace ya más de 2.000 años: “Hay muchos árboles, pero no todos dan frutos. Hay muchos frutos, pero no todos se pueden comer. Muchos también son los conocimientos, pero no todos tienen valor para los hombres”. Creo que por hoy ya tienes bastante. Retírate nuevamente a la soledad y medita sobre todo lo que conversáramos hoy. 
  
  
3RA PARTE - COMIENZAN LOS CAMBIOS 
  
Durante mucho tiempo el forastero trabajo su jardín ante la mirada de su maestro jardinero. Poco a poco las flores fueron cambiando de color: los bajos deseos fueron reemplazados por deseos generosos. Cada día se desprendía más de lo superficial y mundano y cada vez se unía más al universo. Como le decía el maestro jardinero: “Todos somos uno en nuestra aparente multiplicidad” y a medida que trabajaba en su jardín este comentario teórico se convertía en una realidad palpable y cotidiana. 
  
Un día, el forastero algo afligido consulto al maestro jardinero y le dijo: 
  
Forastero: Maestro, estoy un tanto confundido. Han comenzado a salir algunas hierbas que no conozco y que yo no he plantado. 
  
Jardinero: Eso significa que en nuestro jardín no solo germinan las semillas que nosotros plantamos. Cualquier semilla puede prosperar en la tierra fértil, ya sea útil o nociva. Por lo tanto debemos estar siempre atentos a lo que entra en nuestro jardín ya que puede venir por el aire ocasionalmente o ser arrojado por un vecino. Debemos seleccionar y controlar la calidad de las semillas que tienen contacto con nuestro jardín. En nuestra mente, alguien susurra un pensamiento y enseguida este cobra vida propia y hecha raíces rápidamente. Luego, si es nocivo, debemos luchar para arrancarlo. Por eso hay que estar siempre atento. 
  
F: Otra duda maestro. He seguido todas sus instrucciones pero sin embargo crecen unas plantas raquíticas y de hojas amarillentas. 
  
El maestro jardinero pregunto si la tierra había sido bien removida y si se habían regado los brotes tiernos lo cual había sido bien hecho por el forastero. Entonces el jardinero exploró más de cerca de estas plantas y su relación con el entorno. 
  
J: Ahora entiendo. ¿Ves aquellos árboles que rodean tu jardín? Son tan frondosos y tienen tantas ramas que no dejan pasar el sol, por eso las plantas no prosperan. Estos árboles simbolizan las ciencias mundanas que llenan tu mente.  Hay muchos conocimientos que a veces nos marean y nos dificultan ver la realidad, y nos impiden ver la luz. Es por eso es que … “a menos que seamos simples, puros e inocentes como los niños, difícilmente podremos entrar en el reino de los cielos.” 
  
F: ¿Eso significa que debo derribar esos árboles de conocimientos y vivir en la ignorancia? 
  
J: No, solamente debes podar aquellas ramas que impiden entrar luz y aire suficiente. Una vez que hayas alcanzado la verdad por otro camino, el camino interior, veras como se junta con el de la ciencia y como esta cobra otra dimensión y otro significado diferente del que tenía antes. 
  
F: Una última pregunta, Maestro. El otro día una bandada de pájaros invadió mi jardín. Eran horribles, de un aspecto feroz. Arrancaron flores y se comieron muchas semillas.  De seguir así pueden llegar a destrozar mi jardín. ¿Que hago? ¿Debo defenderme? 
  
J: A toda costa debes ahuyentarlos y debes comprender que ellos no tienen ningún poder sobre ti. Tienen solo el poder que tú les des. Estos pájaros son las ideas y pensamientos negativos, las perdiciones e ignorancias que nos sumergen en las tinieblas. Son los fantasmas que tratan de deformar nuestros propios conceptos. Aléjalos de tu jardín. No podemos impedir que bandadas de ellos vuelen sobre nuestro jardín. Lo que si podemos es evitar que hagan sus nidos en el. 
  
J: Reflexiona sobre todo lo que hablamos hoy y saca tus propias conclusiones. Y lo que es más importante, aplícalo en tu vida diaria. 

  
  
4ta PARTE - SEMBRADOR DEL JARDIN UNIVERSAL 
  
Mucho trabajó el hermano forastero en su jardín. Poco a poco se fue produciendo un cambio en el. Las flores ahora eran blancas, puras, esbeltas. Casi ya no había malezas en su tierra. Una paz inmensa y una gran armonía iluminaban su rostro. 
  
La impaciencia que antes lo dominaba, la envidia que alguna vez lo atormentó, la duda, el egoísmo, todo había sido cambiado y purificado. Cierto día el maestro jardinero le dijo: 
  
Jardinero: Has hecho grandes progresos y has aprendido a cultivar tu propio jardín. A partir de ahora, debes seguir tu solo en el camino, esta es nuestra despedida. 
  
Forastero: Pero yo todavía no me siento preparado y quisiera quedarme mas a su lado. 
  
J: Querido hermano, confía que ya sabes lo necesario. Quien se acostumbra a caminar con un bastón difícilmente fortalezca sus piernas debidamente. Ya no necesitas de mí. Ahora tu misión será viajar por el mundo tratando de arrojar semillas de amor y bien en los caminos que encuentres a tu paso. Comprende, serás un NUEVO SEMBRADOR, uno de los muchos que andan silenciosos trabajando incondicionalmente por el crecimiento del GRAN JARDÍN UNIVERSAL. 
  
F: Querido Maestro Jardinero, ¿Puede darme algún último consejo de cómo transitar este camino? Es nuevo para mí y estoy algo perdido. 
  
J: Hermano,..... recuerda siempre lo que te voy a decir. Puede que te ayude durante tu camino: 
  
Eres un caminante que avanza sin un camino cierto y preestablecido; porque eres tú mismo quien hace el Camino al andar. 
  
Camina siempre derecho, en dirección recta y con la frente alta. 
  
En cada paso que des despójate de lo que te haga peso. Lleva sólo lo que necesitas, lo que te sobre regálalo a quien lo pudiera necesitar. 
  
Todo lo que veas a tu paso, obsérvalo muy bien para que lo conozcas, lo comprendas. 
  
Observa tus actitudes cuidadosamente a cada instante, para que comprendas tanto tus virtudes como tus errores. 
  
Recuerda que en este Camino no debe haber regreso, por lo tanto, no dejes nada olvidado o pendiente. 
  
No le digas a nadie que tu Camino es sin regreso, porque, quizás, los que te aman mucho no quieran que los dejes, puede que traten de cerrarte el paso. 
  
Procura pagarle a cada quien lo que le debes, para que no te busquen luego en tu Camino, para cobrarte deudas pasadas. 
  
Bebe cada día de la fuente de la Sabiduría para que en tu Camino no tengas sed. 
  
En las noches estrelladas, trata de descansar en paz, y al alba de cada día continúa tu viaje. 
  
Nunca digas: «Hoy descanso», porque aún no has llegado a tu lugar. 
  
En tu Camino, no te enfoques en los defectos de nadie y mira las virtudes de todos. 
  
A todo el que te encuentres en sentido contrario al tuyo, no trates de convencerle de que regrese o cambie su camino ya que nadie sabe con certeza cual es el camino para cada uno. 
  
Si alguien se atraviesa en tu Camino, esquívalo y sigue. Cuida tu energía. 
  
Amplia tu consciencia y ten una mente abierta y flexible. 
  
A nadie le digas que conoces la Verdad, enséñales a que la conozcan y descubran por si mismo. Hay cosas en la vida que nadie puede hacer por uno mismo. 
  
Cuando compartas con tus seres queridos y con tus allegados, no digas que tú eres sabio, habla de la Sabiduría de los Sabios. 
  
Observa mucho lo que hablas. No digas nada que no sea más hermoso que el silencio. 
  
Observa mucho donde pisas. 
  
Cuando todos hablan, escucha, nunca censures y aprende. 
  
Cuando ores o medites, hazlo en silencio. El camino debe combinar equilibradamente  momentos de actividad y también de quietud. 
  
Cuando mires a alguien, demuéstrale siempre tu afecto. 
  
Dale a todo el mundo a tu paso, una sonrisa. No tienes idea del poder transformador que tiene. 
  
… y AMA… incondicionalmente…. siempre…. a todos…. ya que todos somos uno… la unicidad detrás de la diversidad. 
  
El forastero abrazo a su maestro con lágrimas en sus ojos. Tomó aire y convencido dio un paso…. un primer paso del largo camino que estaba por empezar. Su vida ya no sería la misma…. y el mundo tampoco. 

Comentarios